Cuando uno se inicia como docente, sin serlo de formación, la angustia que nos genera es tanta que nos ponemos nerviosos, y como consecuencia titubeamos en nuestros comentarios; somos inseguros aun cuando el dominio de los contenidos sean bastante buenos. Generalmente copiamos el modelo del profesor más hábil que tuvimos como estudiantes, pero al no tener habilidad teórica, ni pedagógica, mucho menos didáctica, nos sumimos en una depresión al punto de querer abandonar la actividad docente.
Acerca de la Renovación Pedagógica, les comento que la considero como una actividad humana que exige nuestro reconocimiento constante de innovar cotidianamente nuestra práctica, es decir estaremos cambiando vidas y formas de pensamiento.
Me queda claro que la escuela no solo es espacio donde cumplimos con diversas actividades, sino que aquí nos reconocemos como humanos en el discurso a través de una comunicación de diálogo y en lo social a través de nuestras relaciones interpersonales.
La Comunicación es un factor determinante para las relaciones interpersonales, significa darle oportunidad al otro para que se exprese, diga lo que piense. La comunicación es comprensión, es tolerancia.
Referente al concepto Disciplina, los profesores que nos iniciamos en el tema de la Educación, generalmente exponemos ante nuestros alumnos un carácter fuerte pensando que así nos respetarán. La disciplina es más bien un concepto que se dá en un entorno de respeto, de colaboración, de comunicación emancipatoria, de tolerancia. Si alcanzamos disciplina, alcanzamos por ende un clima de autogobierno, en las formas de relación de los jóvenes y de nosotros mismos para con ellos.
Finalmente me gustaría comentar que los docentes somos facilitadores de los contenidos, ello implica tener habilidad de comunicar los conocimientos. Nuestros estudiantes comprenden mejor cuando establecemos un diálogo abierto y franco, en torno a un problema en común.
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